Jueves 10 de Noviembre de 2016
Hoy me he levantado con pereza, porque cuando me han llamado para levantarme aún tenía sueño.
Después del desayuno he hecho con mis compañeros relajación, sintiéndome cómodo y sereno para afrontar el día.
Ya en terapia ocupacional trabajando como supervisor del grupo me he sentido agusto y motivado, pero durante la mañana me he empezado a sentir cansado y apático porque tenía agujetas del partido de fútbol que jugué ayer con mis compañeros.
A las 12:00h después del bocadillo he decidido acostarme un ratito porque me sentía cansado y desganado.
Después de comer he hecho el registro de maletas de dos chicos que han llegado nuevos hoy a la comunidad y les he ayudado a instalarse, sintiéndome participativo y solidario.
Después he ido a Arcos a la radio, como cada jueves, y la verdad es que hoy he salido muy satisfecho y animado, ya que el programa de radio, dónde dedicamos una hora para hablar sobre temas de comunidad, ha salido fantástico.
Más tarde tres compañeros y yo hemos ido a probarnos unos trajes de neopreno, ya que mañana nos lleva Chorry junto con un grupo de personas y la psicóloga María a Granada a hacer barranquismo.
Probándome el traje me ha invadido el deseo de que llegue el momento de ir.
También con la seguridad de que sé que me lo voy a pasar genial, ya que es la segunda vez que voy.
Me siento con agrado y animado de volver a realizar esta actividad.
Viernes, Sábado y Domingo 11, 12 y 13 de Noviembre de 2016
Uno de mis mejores momento en Girasol ha sido este fin de semana. A primeros de semana me apunté con ganas a una excursión a Granada para hacer barranquismo.
Esto es algo que organiza nuestro monitor Chorry, junto con nuestra psicóloga María. Yo ya he ido una vez, y sabiendo cómo es la experiencia no dudé en apuntarme.
Me sentía dudoso por ir, porque en noviembre en Granada hace frío, pero entusiasmado y excitado por volver a repetir la experiencia.
Un día antes de irnos, María me comunica que no es posible ir ya que no se ha apuntado gente suficiente. Mínimo teníamos que ser cinco personas.
Me invadió la impotencia, la indignación y la desolación por la noticia. Cuando se lo comunico a los compañeros que querían ir me dicen que teníamos que hacer fuerza par que el equipo terapéutico nos escuche, y buscamos a otro compañero para que vaya a la excursión.
Al final nos comunican que sí vamos, y la euforia y la alegría me inundan. También María y Chorry ponen mucho de su parte para que esto se haga posible, lo que me provoca el deseo y las ganas de darles un fuerte abrazo.
Ya el viernes en Granada al llegar al refugio donde íbamos a convivir tres días y dos noches con amigos de Chorry y dos chicos del norte.
Mis emociones eran de excitación por el viaje, de disfrutar el momento, de ánimo para colaborar con el grupo a hacer la cena, recoger leña para hacer fuego y de placer por conocer más de los amigos de Chorry.
La noche la pasé desesperado por los ronquidos de unos de mis compañeros y de Chorry. Pero cuando a las 8:00h de la mañana del sábado me llaman para levantarme siento nerviosismo y entusiasmo por afrontar el día. A la vez que hambre por el desayuno.
Cuando cargamos todo el equipo en la furgoneta para partir hacia el barranco me sentía con la esperanza de pasar un buen día.
Al llegar al comienzo del barranco me coloqué el traje con ánimo, ganas y plenitud. En la bajada del barranco me sentí compenetrado con mis compañeros, con respeto a las alturas y con el placer de disfrutar de lo que estaba haciendo.
En algunos saltos sentí agrado y serenidad y en otros pánico por la altura. Pero en general, a mí, la bajada del barranco me causa pasión, placer, excitación y alegría.
Cuando llegamos abajo del todo los diez que íbamos nos fundimos en abrazos de alivio y alegría.
A la llegada al refugio Chorry nos esperaba con un buen arroz con costillas, hecho con todo el cariño del mundo y me sentí con hambre, ya que sólo llevaba en el estómago dos bocadillos en todo el día.
También sentí cariño y aprecio hacia Chorry por todo lo que hace por la gente que nos queremos recuperar de una adicción y de esta manera me enseña que en esta vida hay alternativas a la droga como, por ejemplo, un buen barranco.
Es para escribir con letras de oro cómo se preocupan por mí, porque aprenda y vea los momentos tan mágicos y maravillos que he vivido con todo el grupo. Sobre todo su humildad y que lo dan todo a cambio de nada.
Para mi es sentir cariño, aprecio, amor y estupor por todo lo bonito recibido de estas personas maravillosas que son Chorry, Guate, María y Soria. Lo fácil y bonito que me hacen ver las cosas.
El domingo por la mañana he compartido en grupo la vivencia de todos estos días y me he sentido pleno, agradecido y solidario con ellos.
La vuelta a casa ha sido de sentirme agotado, pero con la sensación de haber disfrutado mucho.
Estoy seguro de que repetiré la experiencia y lo que me llevo de todo esto es que todavía queda gente buena en este mundo y que puedo disfrutar la vida sin drogas.