Ayer llegué a la comunidad de una de mis últimas salidas terapéuticas. Después de pasar los siete días en casa me encuentro tranquila y muy relajada por el hecho de haber podido comprobar y reforzarme en todos los objetivos que me propuse.

Tenía muchas ganas de salir, estaba ansiosa e intranquila, por enfrentarme con la realidad. Es algo que debería controlar, porque en ese estado de ánimo no es aconsejable hacer nada. Aún  me parece que no pertenezco ni a un sitio ni a otro. Pero todo esto solo lo puedo solucionar sabiendo que tengo que ser positiva y proyectar ese futuro que deseo.

Tenía decidido pasar algún tiempo con mi familia, ya que ellos siempre han estado al pie del cañón con mi enfermedad dedicarles el tiempo necesario para reforzar lazos, creí que sería maravilloso tanto para ellos como para mi.

Hubiese sido lo correcto. Soy consciente de que no lo he hecho del todo bien, pero también necesitaba arreglar varios asuntos que aún tengo pendientes.

Reconozco que he visitado muy poco a mi familia y que aunque mi vida la he decidido vivir con mi pareja, ellos y yo nos merecemos trabajar nuestra relación de padres e hijos, al margen de mi relación de pareja.

Me sentí un poco impotente porque estoy en un punto de mi programa en el que aún me falta para terminar casi un mes, y saber que tengo que volver a ingresar, me hace tomarme las cosas con más calma.

Aún me parece que no pertenezco ni a un sitio ni a otro. Pero todo esto solo lo puedo solucionar sabiendo que tengo que ser positiva y proyectar ese futuro que deseo.

Todo a su debido tiempo llega con voluntad y decisión. Tengo bastante claro como quiero llevar mi vida de ahora en adelante.

No me puedo permitir el lujo de acabar abandonando ninguno de los proyectos que deseo realizar, y tengo la suerte que mi pareja me comprende y me apoya en mis decisiones.

Uno de mis temores es qué pasará cuando llegue el momento de volar sola, de sentir que estaré en casa y que todo depende de mí ahora.

Me siento orgullosa en este momento de todo por lo que estoy trabajando y luchando.

Pero sé que es imprescindible ayuda, así que en esta salida he recurrido a buscar ayuda profesional y siento que ha sido un acierto.

Me puse en contacto con el Centro Provincial de Drogodependencias (CPD) de mi ciudad para abrirme un historial con ellos, y así poder tener un seguimiento adecuado cuando termine mi estancia en comunidad.

Desde allí seguiré teniendo controles de dopping y asistencia terapéutica con un psicólogo y un médico, e iré regularmente a sus terapias.

Esto me hace sentir más segura, ya que uno de mis temores es qué pasará cuando llegue el momento de volar sola, de sentir que estaré en casa y que todo depende de mí ahora.

A pesar de todo me siento fuerte, y sé que mi gente me apoya y sobre todo mi pareja va a ser mi gran apoyo y la persona que me da fuerzas, comprensión y cariño y en la que he descubierto facetas que desconocía, porque antes ni siquiera hablábamos de ciertas cosas, tan profundas que nos hacen conectar ahora.

Estoy feliz, orgullosa e ilusionada, porque aunque hemos pasado muchas etapas en nuestra relación, sé que todo ha servido para mejorarla.

Ha sido muy importante todo este periodo de transición que me ha hecho valorar y ver todo desde otro punto de vista menos egoísta e infantil.

He pasado una semana maravillosa a su lado y junto a sus hijos, que los considero como míos, que me hacen querer ser mejor persona.

una de las cosas que he estado trabajando es en darme cuenta de que soy capaz de lograr lo que me proponga, que soy una mujer inteligente y válida

Hoy en día, al mantenerme abstinente, soy capaz de darle todo el valor que se merece cada momento, cada experiencia y sobre todo, darle el valor a lo que deseo conseguir: simplemente ser feliz.

A mi llegada al centro, hace un par de días me encontraba aún un poco nerviosa, porque estoy deseando que termine mi periodo de internamiento porque tengo la necesidad de afrontar la vida ya.

Creo que estoy en un momento adecuado, aunque aquí en Girasol me encuentro protegida, sé que la prueba de fuego está allí, con los míos, afrontando, resolviendo y en definitiva viviendo el día a día.

Estoy preparada para hacerlo, y confía en mí, en que voy a ser capaz de hablar honestamente, de que si me hiciese falta ayuda la pediré y que confiaré ciegamente en el apoyo incondicional de mi familia, y sobre todo, que confiaré mucho más en mí y mis aptitudes.

Porque entre todas, una de las cosas que he estado trabajando es en darme cuenta de que soy capaz de lograr lo que me proponga, que soy una mujer inteligente y válida.

Creo que estoy recuperando la chispa…